Manifiesto fundacional de Editorial Espinas
El canon literario ha estado históricamente representado por escritores hombres, blancos en su mayoría, que han decidido cuáles eran los grandes temas sobre los que había que poner el foco en cada época.
Las niñas lectoras no han contado con la presencia de mujeres en dicho canon, por lo que consideramos que han podido sentir reparos para expresar que ellas mismas deseaban alcanzar tales logros en el campo de la literatura. Hoy, qué duda cabe, se ha feminizado en gran medida la literatura. Son muchas las escritoras que ya copan páginas y páginas en periódicos y revistas. Bajar a una librería es encontrarnos un bello crisol de autoras que ocupan crecientes filas de admiradores entre la comunidad lectora. Sin embargo, la historia que nos cuentan sigue sin modificarse.
Ahí nace Editorial Espinas. Esa espina que, desde niñas, nos ha removido e inquietado. Que sí había autoras, que solo teníamos que buscarlas.
A lo largo de los siglos se ha denostado la escritura de las mujeres con la excusa de que, quizá, «era una peor literatura» o, como le sucedió a la ahora tan reivindicada Emilia Pardo Bazán, «no trataba temas decentes». Mujeres que se atrevieron, que desafiaron las imposiciones sociales, que emprendieron el tortuoso camino de expresar en letras sus opiniones, sus dudas, sus anhelos, el devenir del mundo; que trataron temas tan peligrosos como la corrupción, la prostitución, la maternidad, la guerra, la violencia, la justicia y la política y que han sido borradas del relato.
Nuestra propuesta editorial pasa por una labor de arqueología entre el silencio impuesto a estas obras, algunas descatalogadas, otras nunca traducidas y otras, simplemente, olvidadas.
En definitiva, la sociedad va por buen camino, pero, si no resarcimos esta falla, siempre habrá quien siga pensando que la literatura escrita por mujeres es una cosa de ahora y no de tantas pioneras, valientes y con grandes dotes artísticas, que abrieron el camino y que hoy, simplemente, no existen.
Tal vez todo ese silencio venga impuesto porque, tal y como apunta Stefan Bollman en una de sus obras más destacadas, «Las mujeres que escriben son peligrosas».
Desde la Editorial Espinas vamos a rescatarlas. Seguirán existiendo mientras las leamos.